A la hora de pensar en aislar una casa, no debemos buscar solamente el ahorro energético, De hecho, un hogar con una buena insonorización hace que sea un lugar más saludable para nosotros.

EL ruido puede tener efectos a largo plazo como pérdida de audición. También puede ocasionarnos trastornos psicológicos, como conductas de irritabilidad y agresividad, estrés…, y fisiológicos (aumento de la frecuencia cardiaca, la presión arterial y la frecuencia respiratoria). Otro problema derivado del ruido es la alteración del sueño y del descanso lo que conduce a la falta de atención y aprendizaje, somnolencia diurna, cansancio y bajo rendimiento. La perturbación del sueño con sus consecuencias notables en la actividad diaria es una de las principales consecuencias de este problema.

Según la normativa Europea, el umbral a partir del cual los sonidos que nos rodean se convierten en ruido molesto se fija en 65 decibelios y las normativas locales indican que en el interior de una casa debe haber como máximo 35 decibelios durante el día y 30 por la noche. Si estas cantidades se sobrepasan es hora de ir pensando en reformar la vivienda para conseguir un mayor aislamiento acústico.

¿Qué pasos hay que dar para poder aislar una casa del ruido?

Para conseguir una insonorización integral de la vivienda lo mejor es empezar por los muros exteriores. Lo mejor sería hacer uso de la masa: el hormigón, el cemento o el ladrillo de al menos un centímetro de grosor absorben muy bien los ruidos. Entendemos que esta alternativa tiene un precio un poco elevado y puede conllevar una gran molestia, pero existe otra alternativa más económica que consiste en aprovechar las cámaras de aire de las fachadas para rellenarlas con materiales que no son conductores del sonido, como lana de roca, láminas viscoelásticas o espuma de poliuretano.
También es importante cambiar las puertas, porque si hablamos de poner barreras al ruido las puertas de interior han de ser de madera maciza ya que proporcionan una mejor resistencia al ruido que las puertas huecas.
Las ventanas también cumplen un papel muy importante a la hora de conseguir un buen aislamiento térmico. Unas ventanas insonorizadas, ya sea de doble aislamiento con dos cristales pegados entre sí, o utilizar doble ventana (en una fachada y otra en el interior del muro), servirá para amortiguar las ondas sonoras y además no dejarán entrar el aire que las transporta.

Si tienes ventanas de madera es aconsejable utilizar tiras de corcho o caucho para cerrar el espacio entre la ventana y el marco y evitar que pase el aire. Además cubrir las ventanas con persianas y cortinas también ayudan a combatir el ruido ya que los tejidos también absorben las vibraciones. Cuanto más gruesos sean y más espacio cubran, mejor.
En cuanto al suelo, si cubrimos su superficie con moqueta o alfombras, esta  amortiguará el eco que emiten las pisadas sobre un suelo desnudo. Y si el suelo es de parqué antiguo, hay que intentar arreglar las tablas sueltas o sustituirlo por otro tipo de suelo. Las tarimas flotantes son una solución rápida y sencilla ya que dejan una cámara entre la base y el nuevo suelo que reduce los ruidos.
Los techos también pueden reformarse para proporcionar un mayor aislamiento acústico. En este caso la única posibilidad es la de construir un doble techo dejando un espacio de entre 10 y 30 centímetros entre ambos. Por supuesto en su interior habrá que colocar un material aislante.

 

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