El avance de la tecnología médica, la universalización de la atención, la puesta en servicio de infraestructuras sanitarias, y sobre todo la tecnología aplicada al paciente en diferentes espacios, ya no sólo el hospitalario, hacen del futuro de la gestión de unas infraestructuras en constante evolución, uno de los retos a los que se enfrenta el sector sanitario y arquitectónico en los próximos años.
El diseño de un espacio sanitario hay que verlo no sólo como un edificio de alta complejidad funcional, según se repite con frecuencia; también un complicado sistema de sistemas cuya comprensión pasa por el conocimiento de cada uno ellos y del todo que lo articula. Por ello resulta especialmente esquivo a los métodos tradicionales arquitectónicos, y precisa del acompañamiento de técnicas pluridisciplinares y especializadas.