La vivienda progresiva

Cuando pensamos en una vivienda entendemos que se trata de un bien que se construye y se termina en un momento determinado, listo para ser habitado. Es una construcción que ya viene predeterminada y que incluye todos los espacios y servicios necesarios sin tener en cuenta el perfil concreto de la utilización de los mismos y que debe permanecer prácticamente inalterable por el resto de su vida útil. Pero lo que hay que tener en cuenta es que si la función primordial de una vivienda es la de proveer habitabilidad a sus inquilinos, sería algo natural considerar que no todas las personas tienen un perfil estándar ni permanecen igual a lo largo del tiempo. Las personas van evolucionando y por eso mismo la vivienda debería dar respuesta a las necesidades y posibilidades de sus habitantes en determinados momentos de sus vidas. Es aquí donde entra el concepto de la vivienda como proceso; una vivienda capaz de satisfacer su función principal, la de proporcionar habitabilidad, siendo flexible y adaptándose a las demandas reales de la sociedad y a sus modos de vida, lo que implica entenderla como un acto que se desarrolla en el tiempo y no en un momento determinado.

La característica primordial de una vivienda progresiva, hablando desde un aspecto físico, es la flexibilidad ya que es lo que le permite adaptarse a lo largo del ciclo de vida a los cambios y requerimientos de los usuarios y su entorno. Para conseguir esto hay que adoptar estrategias que ofrecen variedad tipológica o diseño participativo y adaptabilidad a través de cambios en el uso, de función de los espacios o a través de la concepción técnica y constructiva.

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¿Qué estrategias proporcionan flexibilidad a una vivienda progresiva?

Se identifican varios tipos de estrategias dependiendo del tipo de flexibilidad que proporcionan a la vivienda. Esta flexibilidad viene en relación con la capacidad de satisfacer las distintas necesidades del inquilino y con los tipos de cambios a los que atienden; hablamos de estrategias cualitativas, adaptables y elásticas.

Estrategias cualitativas

Son las que introducen un cambio en la cualidad de la vivienda, según se necesite personalizar o adecuar técnicamente su vivienda. De lo que se trata es de introducir cambios en las propiedades y en los elementos de la vivienda tanto para mejorarla como para adecuarla. La mejora o “perfectibilidad” está basada en dotar a una vivienda con los elementos básicos para proporcionar la habitabilidad mínima necesaria permitiendo mejoras a lo largo del tiempo. De este modo se logra reducir inicialmente costes en materiales y recursos, lo cual deriva en en un menor impacto sobre el medioambiente y en un menor coste para el usuario. Por otro lado, la adecuación está asociada a la posibilidad de adaptación o reacondicionamiento de elementos existentes a una nueva tarea o función. Por ejemplo; un dormitorio infantil tiene que ser readaptado para un adolescente.

Estas estrategias de mejora y adecuación pueden ser tanto para acabados interiores (mejoras estéticas, mejora progresiva en la calidad…) como para la fachada (reparación por deterioro, mejoras por comportamiento energético…)

Estrategias Adaptables;

Permiten un cambio de función en los espacios según las necesidades del usuario y sin que requiera una modificación de tamaño de la misma. En este caso se propone una serie de estrategias para que al usuario le sea más fácil conseguir esa adaptabilidad;

  • Creación de espacios indeterminados, es decir, no hay jerarquía inicial de uso y el inquilino puede dar la función que más le convenga sin que esté prevista inicialmente. Por ejemplo (dormitorio principal, salón..)
  • Ausencia de distribución interior. Consiste en dotar a la vivienda del máximo espacio posible para que sea usado de la forma que el usuario quiera, es decir, prescindir de la distribución interior que divide a la vivienda en distintos espacios o tratar de reducirla al mínimo necesario.
  • Espacios multifuncionales. Desde un inicio se crean espacios para distintos uso. Al ser planificados y adecuados para esas funciones de antemano dejan poco margen de maniobra al usuario. Es una estrategia que está ligada a situaciones en las que el espacio es escaso y se quiere aprovechar al máximo.
  • Transformación espacial al cambio de uso. En este caso hay una transformación física del espacio para ser usado con distintas funciones no predeterminadas. Un ejemplo son los espacios convertibles que suelen llevar divisiones interiores móviles o de fácil reubicación, puertas correderas, muebles móviles o transformables, de manera que se puedan conseguir distintas configuraciones de la distribución interior de la vivienda.

Estrategias Elásticas

Este tipo de estrategias permiten un cambio de los espacios de la vivienda pero en este caso haciendo que disminuyan o aumenten su tamaño. Partiendo de la base de que la vivienda ya posee las características necesarias para adaptarse a las necesidades iniciales del inquilino, esta puede aumentar o decrecer según según lo vaya requiriendo el usuario. Las estrategias elásticas pueden calificarse en varios tipos:

  • Decrecimiento de la superficie por división. Cuando ya no es necesario utilizar todo el espacio disponible de una vivienda, esta estrategia plantea una división de la vivienda original en dos o más unidades o una cesión de parte de su superficie a otra vivienda.
  • Aumento de la superficie de la vivienda sobre soporte existente. Con esta estrategia se aumenta el espacio de la vivienda apropiándose de espacios que ya estaban construidos y pertenecían a ella pero se consideraban inhabitables o no se contaban como superficie útil. No es necesario modificar ni ampliar la estructura y los nuevos espacios pueden crecer interior o exteriormente al volumen inicial de la vivienda. Un ejemplo sería añadir terrazas o balcones que se cierran para formar parte de los espacios contiguos, trasteros que se convierten en habitaciones o altillos que se transforman en camas altas.
  • Aumento de la superficie de la vivienda sobre nuevo soporte con crecimiento interior al volumen inicial. Esto se consigue a través de la creación de una nueva superficie útil con construcción de niveles intermedios o entreplantas (nuevo soporte) en la vivienda. Partimos de la base de que para trabajar con este tipo de estrategia la vivienda debe ser capaz de crecer hacia dentro (inpansión), transformando las superficies que son útiles pero que no están bien aprovechadas. Lo bueno es que al crecer hacia dentro no se altera la relación de la edificación con el espacio adyacente.
  • Aumento de la superficie de la vivienda sobre nuevo soporte con crecimiento exterior al volumen inicial. Esta técnica se refiere a crear un soporte con crecimiento exterior al volumen inicial de la vivienda a través de la construcción de elementos estructurales como forjados, pilares, cimentación…… Los nuevos espacios pueden ser anexos o no a la vivienda. La ampliación de la vivienda puede consistir en la construcción de una nueva planta en altura, colmatar, un patio, añadir un espacio en voladizo, etc

En definitiva, cuando hablamos de vivienda progresiva posibilitamos que un mismo espacio pueda tener multitud de vidas útiles. Un espacio que es reinterpretado y reformado para adaptarse tanto a las circunstancias personales como a las demandas surgidas de una sociedad en constante evolución. Si el individuo y la sociedad se transforman, ¿por qué no nuestras viviendas?

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